viernes, 29 de enero de 2010

Camino a Puno

Salí camino a Puno en un bus-cama súper cómodo a las 10pm. Estaríamos llegando supuestamente a las 5am a Puno. Ahí me esperarían para descansar una hora y empezar con el viaje a las islas y por la tarde la visita a los Uros del lago Titicaca. Cuando salimos de la estación del bus todo estaba bien. Estaba contento porque al fin algo iba acorde a lo planeado sin contratiempos. Mi asiento era el #6 y era individual asi que lo acosté completamente y me tiré a dormir por el largo camino.

A ratos me levantaba a ver si veía algo por la ventana. No era mucho lo que se podía ver, solo que ibamos por algún lugar desolado y yo imaginaba bastante algo como todo lugar por aquí. Me volví a dormir otro rato más, pero a eso de las 2:30am me levantó un tremendo dolor. Me desperté y vi por la ventana y estabamos aun en medio de la nada, pero yo tenía un dolor muy fuerte en el pecho. Me dolía todo del lado izquierdo, el corazón (aunque dicen que no duele), el brazo, el cuello y la cabeza. Todo del lado izquierdo, pero tan fuerte como nunca antes me haya dolido.

Levanté el asiento, tomé agua, abrí la ventana, fuí al baño... pero nada. El dolor estaba ahí matándome. Traté de volver a dormir pero no podía. Solo esperaba ver luces, algo en la distancia para saber que estabamos llegando. Pero lo único que se veía eran las siluetas de las altas montañas dibujadas por las sombras. De vez en cuando se veía una luz pasajera en la distancia, talvez alguna casita perdida a lo largo del camino. Eran ya las 3:30am, llevaba una hora soportando aquel dolor. Me di cuenta que aquel salvaje dolor no me iba a matar, porque sino ya lo hubiera hecho a este punto del viaje. Seguí tratando de hacer mil cosas para que no me doliera tanto, pero nada. No podía ni llorar del dolor porque era en serio demasiado fuerte. Pensé en ir a decirle al chofer, pero no tenía sentido, estabamos en medio de nada. Así que solo me quedaba esperar por alguna población.

A eso de las 3:50am vi unas luces. Luego vi más y más luces. Me di cuenta que estabamos llegando a algún lugar. Luego encendieron las luces internas del bus y la gente comenzó a levantarse. Me dije, ¡claro ya llegamos! Pasados 5 minutos el autobus se detuvo y el chofer abrió la puerta y gritó: JULIACA. Nadie le hizo caso y se acostaron otra vez. No podía creerlo, todavía faltaban como 45 minutos más para llegar a Puno. El bus arrancó de nuevo. Para mi gusto iba demasiado lento, pero claro, a quien le podría apurar llegar a Puno total el bus es tan cómodo si uno no se esta muriendo del dolor. Los minutos fueron interminables.

Después de un rato empecé a ver las luces asomar por la ventana. Eran las 4:15am, ya estabamos llegando - al menos eso pensé -. Dimos mil vueltas para entrar, pagamos 2 peajes por el uso del corredor interoceánico andino. Al final de la historia el bus fue parando hasta las 4:35am en la terminal de Puno. Salí rápido a buscar mi maleta pero estaba de última. Tuve que esperar que todo mundo con calma buscara la suya. Cuando ya la tuve, corrí hacía la terminal rezando porque estuvieran esperandome esta vez puntuales. Así fue, estaba un sr con full sueter y gorro. Me identifiqué y nos fuimos. En el camino le dije que me sentía muy mal y que tenía que ir a un médico. Me dijo que a esa hora solo emergencias del hospital - vamos ahí le dije -. En dos minutos estabamos llegando. Entré a emergencias y dejé tiradas todas mis cosas, no me importaba nada en ese momento, el dolor me estaba mantando. Seguro el sr recogió todo para que no me lo robaran.

Me atendió una muchacha y me tomó la presión, me escuchó el corazón he hizo mil preguntas antes de llamar a un doctor. Desde el país de residencia hasta lo que había comido. Cuando al fin llegó el doctor yo estaba casi desmayado del dolor, pero él comenzó con la misma preguntadera. Luego me atendió y me preguntó que me ponían en el hospital tico cuando me pasaba esto. A todos los doctores que me han preguntado esto en mi vida les digo lo mismo, NO SÉ. Se que está mal no saber con que lo salvan a uno de que le de un infarto, pero diay nunca he preguntado.

El doctor me dijo que podía ser una mezcla entre mi mal cardíaco y la altura de Puno (3820msnm), pero yo estaba seguro que no era la altura. El problema era cardíaco yo lo sabía. Yo he estado a esa altura antes y no me pasó nada de esto. Rápido me pasaron a observación, me pusieron oxígeno (4 litros), me sacaron sangre y pidieron una placa del pecho, además de un electrocardiograma. Comencé a respirar el oxígeno, mientras veía a los pacientes de 6 camas más con mil y una dolencias. Un sr de 101 años que se había caído, una borracha que la encontraron sin ropa en la calle y golpeada, un motociclista que no sabía ni como se llamaba después del golpe en la cabeza, una viejita y otro muchacho que no sabía bien porque estaba ahí. Cuando llevaba como un litro de oxígeno consumido apareció una enfermera y me dijo que me bajara el pantalón. Lo hice y me clavó una inyección contra el dolor según me dijo. Lo que sea que me haya inyectado le quita el dolor hasta a un caballo. Era tan fuerte que mi pierna izquierda se puso tieza por completo y sentí como todo iba subiendo. Me quedé dormido.

Cuando me levanté estaba rodeado por dos señoras que me veían con cara de susto. Yo las saludé y ellas respondieron preguntando como me sentía. Eran acompañantes del otros pacientes. Claro yo estaba solo igual que la borracha, por lo menos alguien estaba en la misma condición. Llegó una enfermera y me dijo que tenía que ir pagando lo que me habían hecho, yo saqué un billete y se lo di. El cabo de un rato volvió con el vuelto. Me volví a dormir. Así paso el tiempo y cuando terminó el efecto de la inyección y la dosis de oxígeno ya me sentía mejor. Me quería ir. Pero no podía sin tener la placa del pecho y el electro. Me llevaron en silla de ruedas por la tiezura de mi pierna. Me sacaron la placa y llamaron al doctor. El hombre duró lo que le dio la gana en llegar. Me recordó tanto a estar internado en el San Juan, donde lo dejan a uno tirado en un pasillo. Tanto duró que tuve que salir a buscarlo yo mismo. Me dijo que vendría en un rato. Cuando al fin llegó me hizo el electo en medio de estudiantes que me veían como conejillo de indias.

Pasó como una hora más y apareció otra muchacha de la agencia de viajes a ver como seguía. Le dije que mejor, que me quería ir. Llegó el doctor y me valoró y dijo que me podía ir. Que no hiciera ningún esfuerzo ni salidas para prevenir. Pero no sr, ya había pagado por venir hasta aquí y hacer los recorridos (igual ya había perdido el de la mañana). El doctor firmó la hoja de salida, me recetó unas pastillas y me dio la mano mientras me decía - muchacho la altura no te hace bien -.

Al fin pude ir al hotel a bañarme, vaya forma de llegar a Puno.

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Acerca de este blog

Esta será la bitácora de mi viaje al milenario Perú. Serán solo 9 días donde cada noche contaré lo vivido del día que termina. Fotos, videos y palabras serán los instrumentos que documenten la travesía de este tico en tierras inkas.

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